“MÁS QUE UN CUENTO”
EL CUENTO
Érase una vez una linda y hermosa niña a la que
llamaban Caperucita, la llamaban así porque a donde quiera que fuese se la
podía ver con su magnífica capa roja que un día le regalaron por su cumpleaños.
Las cosas que más le gustaba hacer eran jugar; pero, por encima de todo, le
gustaba cantar.
Un día cualquiera la madre de Caperucita le mandó a casa de su abuela, que
se encontraba enferma y lo único que sabía que le devolvería el ánimo eran sus
galletas de colores que con tanto esmero cocinaba.
Sin pensarlo dos veces, Caperucita cogió su capa y se apresuró a salir, no
antes de que su madre le advirtiera sobre los peligros del bosque. Por ello
pensó, que la mejor idea, sería llevar un acompañante, y ninguno mejor que su
gran amigo y vecino Pulgarcito.
Ambos se pusieron en camino hacia la casa de la abuela de Caperucita, la
cual se encontraba al final del espeso bosque. Los dos iban conversando
animadamente:
PULGARCITO: ¡Qué buen día para dar un paseo por el bosque!
CAPERUCITA: Sí que es verdad. Al final, la excusa de ver a mi
abuela nos va a servir para dar ese paseo que hace tanto tiempo que esperamos.
PULGARCITO: Ya se ve cómo va llegando la primavera. ¡Mira
Caperucita, mira esos lirios! ¡Huele estas margaritas! ¡Escucha el trinar de
aquellos pájaros!
Pero pronto el alegre cantar de los pájaros se convirtió en un gran ruido
atronador, y de entre los árboles y matorrales surgió una criatura terrorífica,
la cual se le conocía con el nombre de Galimatazo. Era temido por todo el
pueblo por su fama destructiva.
Se entabló una gran lucha entre Pulgarcito y el Galimatazo. A pesar del tamaño
de Pulgarcito, no había que menospreciarlo, ya que poseía unas habilidades
estupendas para la lucha, ya que estuvo interno varios años en la escuela
militar. En esta escuela fue el mejor de todos, pese a las primeras burlas
ocasionadas por su baja estatura. Pero ese es tema de otra historia, volvamos a
la lucha.
Después de escabullirse varias veces por entre las patas del terrible
monstruo, consiguió con esfuerzo, sacar la espada envainada que siempre llevaba
consigo y le atestó un golpe mortal por la espalda de la bestia.
Pulgarcito se dio cuenta de que el Galimatazo llevaba puestas las botas de
la velocidad, las cuales resultaban muy útiles para recorrer kilómetros en
pocos minutos.
PULGARCITO: Caperucita, con esas botas, llegaré
antes que tú a casa de tu abuela. Y, para que no corras ningún peligro,
inspeccionaré cada recodo del camino por el que vayas. Tú sólo procura no
desviarte hacia ningún otro lado del camino marcado.
CAPERUCITA: Así lo haré - dijo Caperucita con la
voz aun quebradiza a causa de la gran batalla que acababa de presenciar.
Y así, en un abrir y cerrar de ojos, Pulgarcito salió disparado hacia el
interior del bosque. Caperucita, prosiguió su camino.
Al
llegar a casa de la abuelita, Pulgarcito sintió que algo iba mal. Además de
valiente, Pulgarcito era muy avispado y se dio cuenta de que la abuelita
debería estar regando sus flores, barre que te barre o cantando una de sus
canciones mientras cocina… Pero no se oía ni el vuelo de una mosca…
Cuando
Pulgarcito intentó despertar a la abuela, descubrió que estaba profundamente
dormida. Intentó reanimarla varias veces, pero todo esfuerzo fue en vano, la
abuelita no reaccionaba.
De
repente aparece un extraño gato calzado con esbeltas botas que se dirige hacia
Pulgarcito.
GATO: ¡Ala!
¡Qué botas más chulas tienes!
PULGARCITO: ¿Quién eres y qué has hecho con la
abuelita maldito gatucho?
GATO: Vaya, vaya, vaya… Parece que hemos
empezado con muy mal pie. No quiero pecar de maleducado, mi nombre es Don Gato
con Botas, vendedor de zapatos a domicilio.
El
gato le ofrece estrechar su mano, pero Pulgarcito sólo le mira con el ceño
fruncido.
GATO: El modelo de botas que ves en mis
perfectas zarpas traseras es de los más vendidos, quizás te interese comprarte
unas. Son resistentes, ligeras, y lo más importante: baratas.
PULGARCITO: Déjate de tonterías gatucho, y dime
de una vez cómo sanar a la abuelita. Tenemos que hacer que se despierte como
sea, y si no, ¡te llevarás una buena!
GATO: Tranquilo pequeño… No le he hecho
nada, sólo pretendía, ya sabes, venderle un par de zapatos a alguien. Te
contaré el problemilla de la dulce señora a la que llamas abuelita. Verás,
resulta que mientras andaba por aquí ha aparecido una bruja que llevaba consigo
una rosa, bella como ninguna otra rosa y más venenosa que la viuda negra, por
lo que tengo entendido. Quien se pincha con ella cae en un hechizo un tanto… mmmhh…
molesto. Quien se envenena con la rosa mágica de la que te hablo dormirá
eternamente.
PULGARCITO: ¡¿Qué?! Caperucita me matará cuando
se entere de esto. No sé cómo le daré la noticia…
GATO: Espera, espera…ehm…¿cómo te llamas?
PULGARCITO: Pulgarcito.
GATO: ¿Pulgarcito? ¿Qué clase de nombre es
ese? Cuánta imaginación tienen los padres de hoy en día.
PULGARCITO: Ve al grano, Caperucita querrá saber
noticias de su abuela pronto.
GATO: Don Gato con Botas sabe la solución
a tu problema.
PULGARCITO: ¿Se puede despertar?
GATO: ¡Sí! Conozco dónde se oculta la poción
que hará despertar a la abuelita… Pero todo tiene un precio, ya sabes cómo
funcionan los negocios.
PULGARCITO: Haré lo que haga falta.
GATO: Tendrás que comprarme estos dichosos
zapatitos de cristal… ¡No me los quito de encima de ninguna manera!
PULGARCITO: Pagaré lo que sea… Ahora dime dónde
encontrar esa poción.
GATO: El camino es algo…. peliagudo, pero
serás capaz de llegar. Vengo del lugar a donde te tienes que dirigir, y como
vine comiéndome un suculento bocadillo, he dejado un camino con migas de pan
que podrás seguir. Suerte en esta empresa, pequeño.
Pulgarcito
guardó esos extraños zapatos recién adquiridos en el zurrón que siempre llevaba
consigo y se dispuso a seguir el camino de migas que el Gato con Botas había
dejado inconscientemente para él.
Después
de caminar unos minutos, se da cuenta de que ha llegado a un huerto. Éste no es
un huerto normal: en él se cultivan habichuelas mágicas. Encuentra un tallo largo,
tan largo que atraviesa las nubes, rodeado por bastantes migas del bocata del
gato, y deduce que habría de subir por ahí. Sin embargo, él es muy pequeño, y
ni siquiera le alcanza la vista para advertir hasta dónde se extiende el enorme
tallo. Aunque duda unos segundos, pensativo decide olvidar sus miedos y trepar
sin mirar jamás hacia abajo.
Pasó
por un camino de nubes y pudo llegar hasta un tenebroso castillo que se
encontraba en la neblina del cielo.
Se
aproximó a la puerta del enorme castillo (o eso le parecía a él) y vio que
estaba cerrado. Como es obvio, Pulgarcito era un niño pequeño, muy pequeño,
pero también muy valiente e ingenioso, y este contratiempo no iba a frenarle.
Se le ocurrió, de repente, que podría colarse en el castillo por el agujero de
la cerradura, y así lo hizo.
En
un abrir y cerrar de ojos, el diminuto niño estaba dentro, y subió
apresuradamente hasta la más alta de las torres del castillo. Fue entonces
cuando vio la poción, de un color rosa intenso y un brillo como el del oro, y
cuando avanzó para alcanzarla, Barba Azul apareció en la sala.
El
niño corrió y cogió la poción, y, siendo perseguido por el temible Barba Azul
sorteó los muebles de la habitación, atravesó el pasillo y se adentró en otra
habitación de la torre, cerrando con todas sus fuerzas la puerta y activando
con dificultad el pestillo que ésta tenía. Barba Azul, desde el otro lado, no
paraba de aporrear la puerta, muy furioso.
BARBA AZUL: ¡Niñooo! ¡Abre esta puerta ahora
mismooo!
PULGARCITO: ¿Quieres quitarme la poción verdad?
Conseguiré huir y llevármela, no me lo puedes impedir.
BARBA AZUL: Vamos, sal de ahí, ¡deja a la chica en
paz!
PULGARCITO: ¿Chica? ¿Qué chica?
Entonces
Pulgarcito se giró y descubrió que tras él había una bella dama que no paraba
de mirarse en el espejo….
Esta
extraña chica que se encontraba en la habitación junto a él comenzó a
preguntarle al espejo:
PRINCESA: Espejito, espejito ¿Quién es la más
bella de este mundo?
ESPEJO: Eres tú, hija de Barba azul, la
chica más bella de todas, pero tu belleza sería mayor si tus bellos piescalzaran
unos zapatos de cristal.
Entonces
pulgarcito desató la astucia que le era característica, y decidió hacer un
trato con esta bella dama.
PULGARCITO: Princesa, ya que usted necesita unos
zapatos de cristal para mejorar su belleza, si ésta puede mejorar, yo te
ofrezco estos hermosos zapatos de cristal a cambio de poder escaparme por la
ventana ayudándome de tu larga trenza que me servirá de cuerda,y, poder así
escaparme con esta poción.
La
cara de la princesa quedó iluminada por un halo de luz, algo codicioso y
orgulloso, pero que suponía la escapatoria de Pulgarcito. Y, gracias a la ayuda
de la princesa más bella de toda la comarca, Pulgarcito consigue escapar del
castillo de Barba Azul y dirigirse de nuevo a la casa de la abuelita.
Tardó
un santiamén en llegar gracias a las botas que le quitó al Galimatazo en el
bosque.
Al
llegar a casa de la abuelita, sin perder tiempo le dio la poción para poder
curarla. Pero,la abuelita se transformó derepente en un gran lobo muy feroz
pero sin lo que hace tan feroz a éste, sin dientes ni garras.
De
repente Pulgarcito escucha a Caperucita que iba cantando versos por el bosque.
La
abuelita, transformada en lobo feroz se abalanzó sobre Caperucita, cuando ésta
apenas había cruzado el cerco de la puerta.
LOBO: ¡¡¡ARGGGGGG!!!!
Caperucita
aterrada se encogió como un bicho bola y cerró los ojos con todas sus fuerzas.
Pero únicamente sintió un pequeño cosquilleo que le era agradable.
CAPERUCITA: jajajaja Pero, ¿qué clase de lobo
feroz eres, sino tienes ni garras ni dientes? ¿Así pretendes asustar a la
gente?
LOBO: Es que ya tengo una edad... y los
dientes se me han caído... Tengo encargada una dentadura postiza pero hasta la
semana que viene no puedo ir a recogerla.
Caperucita
se apiada del lobo y decide tenerlo como mascota en su casa.
CAPERUCITA: No te preocupes lobito... tú serás
mi mascota.
“MÁS QUE UN CUENTO”
EL TEATRO
Aparecen Caperucita (C) y su madre (M) charlando.
M: Caperucita, hija, será mejor
que te sientes, tengo malas noticias que darte.
C: ¿Qué pasa mamá? No me digas
que la abuelita….
M: No te preocupes, sólo está un
poco enferma. Necesito que vayas a su casita del bosque, donde reposa hasta su
recuperación, y le lleves esas galletas de colores que tanto le gustan.
C (cogiendo su capa y acercándose apresurada hacia la puerta): No
tardaré ni una hora en llegar mamá, correré como nunca antes he corrido.
M: ¡Espera! Recuerda los peligros
del bosque. Cuentan que enormes y feroces lobos habitan en el oscuro camino… No
deberías ir sola.
C: Sé que puedo contar con
Pulgarcito, él vendrá conmigo.
Caperucita se dirige hacia la casa de Pulgarcito (P) y llama a la
puerta. Pulgarcito sale.
C: Pulgarcito, necesito que me
acompañes a casa de mi abuelita, es muy urgente y mi madre no quiere que vaya
sola… ¿Harás eso por mí? (pestañea
intentando convencerle)
P: No sabía que las visitas a las
abuelas tuvieran que llevar comitiva.
C: No te lo pediría si de verdad
no fuese peligroso. Hay enormes y feroces lobos acechando, esperando a que
cualquier niñita se les cruce por el camino para zampársela… ¿Te gustaría que
muriese así? ¿Devorada por un lobo pulgoso?
P: Dicho así… Te acompañaré, pero
quiero alguna galletita de esas que llevas en tu cesto.
C: Una y no más.
P: ¡Trato hecho!
Pulgarcito y Caperucita camino a casa de la abuelita atravesando el
bosque.
P: ¡Qué buen día para dar un paseo por el
bosque!
C: Sí que es verdad. Al final, la excusa de
ver a mi abuela nos va a servir para dar ese paseo que hace tanto tiempo que
esperamos.
P: Ya se ve cómo va llegando la primavera.
¡Mira Caperucita, mira esos lirios! ¡Huele estas margaritas! ¡Escucha el trinar
de aquellos pájaros!
Cambia el ambiente, de música primaveral suena un estruendo y aparece
el monstruo llamadoGalimatazo.
C: ¡Pulgarcito, cuidado! ¡El
Galimatazo!
P: No sufras… Acabaré con él.
Luchan, Pulgarcito gana, y coge las botas del Galimatazo.
Brillaba, brumeando negro, el
sol;
agiliscososgiroscaban los
limazones
banerrando por las váparas
lejanas;
mimosos se fruncían los
borogobios
mientras el momio
rantasmurgiflaba.
¡Cuidate del Galimatazo, hijo
mío!
¡Guárdate de los dientes que
trituran
y de las zarpas que desgarran!
¡Cuidate del pájaro Jubo-Jubo
y
que no te agarre el
frumiosoZamarrajo!
Valiente empuñó el gladio
vorpal;
a la hueste manzona acometió
sin descanso;
luego, reposóse bajo el árbol
del Tántamo
yquedóse sesudo
contemplando...
Y así, mientras cavilaba
firsuto,
¡¡hete el Galimatazo, fuego en
los ojos,
que surge hedoroso del bosque
turgal
y se acerca raudo y
borguejeando!!
¡Zis, zas y zas! ¡Una y otra
vez
zarandeó tijereteando el
gladio vorpal!
Bien muerto dejó al monstruo,
y con su testa
¡volvióse triunfante
galompando!
¡¿Y haslo muerto?! ¡¿Al
Galimatazo?!
¡Ven a mis brazos, mancebo
sonrisor!
¡Qué fragarante día!
¡Jujurujúu! ¡Jay, jay!
Carcajeó, anegado de alegría.
Pero brumeaba ya negro el sol;
agiliscososgiroscaban los
limazones
banerrando por las váparas
lejanas;
mimosos se fruncian los
borogobios
mientras el momio
rantasmurgiflaba...
P:(con voz de cansancio) Fíjate Caperucita,
fíjate en las botas que lleva puestas el monstruo, con esas botas de la
velocidad, llegaré antes que tú a casa de tu abuela. Y, para que no corras
ningún peligro, inspeccionaré cada recodo del camino por el que vayas. Tú sólo
procura no desviarte hacia ningún otro lado del camino marcado.
C: Así lo haré. (con la voz quebradiza).
Pulgarcito sale corriendo, desapareciendo por la espesura del bosque.
Aparece Pulgarcito en la casa de la abuelita, entra de un salto pero
cauteloso, mirando de un lado a otro.
La abuelita está dormida. Pulgarcito intenta despertar a la abuelita
pero sin ningún éxito.
P: Oh no, la abuelita no se
despierta, aquí ha pasado algo muy raro.
Aparece el gato con botas (G).
G: ¡Ala! ¡Qué botas más chulas tienes!
P: Maldito gato, dime que ha pasado,
Maldito gato, o te sacudiré.
G: Vaya, vaya, vaya, parece que hemos empezado con muy mal pie,
No quiero pecar de mal educado,
Mi nombre es Don Gato con
Botas
Vendedor de zapatos,
A domicilio.
“Te vendo zapatos altos y
bajos,
Te vendo sandalias y también
dos zancos,
manoletinas, botas de
esparto,
lisos, sin suela, con un
taconazo”
“Te vendo zapatos grandes y
anchos,
Te vendo sandalias de los
romanos,
Si compras las Converse te
llevas regalo,
Te vendo zapatos, zapatos, zapatos”
P: Dime, dime gato, feo, sucio y raro
Dime, dime gato, que le has
hecho a la abuela.
G: Vaya, vaya, vaya, vaya genio que tiene el pequeñín,
Yo no le hice nada, sólo por aquí pasaba
Y vi como una bruja lanzaba
un hechizo a la abuela
Que hizo que cuando se
pinchó con una rosa,
Se quedara dormida para toda la vida.
P: No me lo puedo creer, a la niña le va a doler,
No me lo puedo creer, ¿qué
podemos hacer?
G: Vaya, vaya, vaya, veo un gran negocio aquí
Debido a mi trabajo, por todo el mundo he
viajado,
Conozco una poción recomponedora
Guardada bajo llave en un castillo
tenebroso,
Te diré dónde está si me compras… los
zapatitos de cristal.
PULGARCITO: Pagaré lo que sea… Ahora dime dónde encontrar esa poción.
GATO: El camino es algo…. peliagudo, pero serás capaz de llegar. Vengo de
aquél lugar, y como vine comiéndome un suculento bocadillo, he dejado un camino
con migas de pan que podrás seguir. Suerte en esta empresa, pequeño.
Pulgarcito guarda los zapatos de cristal en un zurrón y sale de la casa
tan rápido como ha llegado.
Pulgarcito aparece a las puertas de un inmenso castillo.
P: Creo que debe ser aquí…
Abre la puerta y recorre cauteloso los enormes pasillos del castillo.
Canción de Barbazul
Pulgarcito era un niño pequeño, pero valiente, lleno de ingenio. Cuando llegó a aquella inmensa puerta, parecía que nadie
podía entrar. Pero él trepó muy decidido, por la cerradura consiguió pasar.
Voz 1: Yo voy a ayudar, voy a
ayudar, voy a ayudar
Voz 2: Yo voy ayudar, voy a
ayudar, voy a ayudar a Caperucita
Pulgarcito subió hasta la torre, hasta la más oscura, hasta la más
alta. Y allí encontró la poción. Cuando fue a cogerla, un ruido le estremeció.
Era el temido Barbazul, el sanguinario, el malhechor.
Voz 1: Yo voy a ayudar, voy a
ayudar, voy a ayudar
Voz 2: Yo voy ayudar, voy a ayudar,
voy a ayudar a Caperucita
Pulgarcito corrió perseguido por el ogro, consiguió entrar, a otro
lugar. Y cerró la puerta muy asustado, el Barba Azul chillaba, muy enfadado.
Voz 1: Yo voy a ayudar, voy a
ayudar, voy a ayudar
Voz 2: Yo voy ayudar, voy a
ayudar, voy a ayudar a Caperucita
B.A.: ¿Quién eres y qué haces
aquí? Sal de mi casa antes de que me enfade.
P: Sólo quiero salvar a la
abuelita… Me iré ya mismo, no quiero problemas.
B.A.: ¿Vienes a mi castillo a
robarme y dices que no quieres
problemas? Demasiado tarde.
Barba Azul aporrea la puerta desde el otro lado.
BARBA AZUL: ¡Niñooo! ¡Abre esta puerta ahora mismooo!
PULGARCITO: ¿Quieres quitarme la poción verdad? Conseguiré huir y llevármela, no
me lo puedes impedir.
BARBA AZUL: Vamos, sal de ahí, ¡deja a la chica en paz!
PULGARCITO: ¿Chica? ¿Qué chica?
Pulgarcito se gira lentamente y ve a la hermosa princesa (PR) que
estaba en la habitación. Ésta se miraba en un espejo, a la vez que hablaba con él.
PR: Espejito, espejito ¿Quién es la más bella de este mundo?
ESPEJO: Eres tú, hija de Barba azul, la chica más bella de todas, pero tu
belleza sería mayor si tus bellos pies calzaran unos zapatos de cristal.
Pulgarcito mira la escena, estupefacto. Y decide aproximarse a la
chica.
P: Princesa, ya que usted necesita unos zapatos de cristal para mejorar
su belleza, si ésta puede mejorar, yo te ofrezco estos hermosos zapatos de
cristal a cambio de poder escaparme por la ventana ayudándome de tu larga
trenza que me servirá de cuerda, y, poder así escaparme con esta poción.
PR: ¿Me lo dices de verdad?
¿Tienes los zapatos que necesito? Ah… me harías tan dichosa… Si obtengo al fin
esos zapatos que tanto tiempo llevo buscando, encantada te dejaré bajar por mi
melena.
Se estrechan la mano, afianzando el trato que acaban de hacer y
Pulgarcito se escapa con la trenza de la princesa.
Pulgarcito aparece en casa de la abuelita y le da la poción.
P: Por favor… ¡Que funcione!
De repente, la abuelita se convierte en un lobo (L) sin dientes ni
garras.
P: ¡No puede ser! ¡Maldito gato!
Aparece Caperucita canturreando y, acto seguido, el lobo se abalanza sobre ella.
CANCIÓN
FINAL
Algo ha salido mal, algo ha salido mal.
Pelo en lugar de piel, orejas que temer.
Un gran hocico que todo puede oler.
Cuatro patas para rápido correr,
Y una gran boca para poderte comer.
Algo ha salido mal, algo ha salido mal.
El lobo se abalanza raudo sobre la niña,
El lobo, dispuesto a merendar…
Caperucita empezó, empezó a reírse:
“¿qué clase, qué clase de lobo feroz eres?
¡Si no tienes ni garras ni dientes!
Así no vas a asustar a la gente…”
Quién teme, quién teme, quién teme al lobo
feroz,
Quién teme, quién teme al lobo feroz.
L: Es que ya tengo una edad... y los dientes se me han caído... Tengo
encargada una dentadura postiza pero hasta la semana que viene no puedo ir a
recogerla.
C: No te preocupes lobito...desde ahora tú serás mi mascota.
-FIN-
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